lunes, 7 de abril de 2008


PERSPECTIVAS DE LA LEY ANTITABACO


Juan Fernando Rodríguez Ángeles


Este lunes entró en vigor el Reglamento de la Ley de Protección a la Salud de los No Fumadores, aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. La Ley había empezado a operar desde el pasado jueves 4, pero su reglamento se publicó un día después, viernes, por lo que comenzaría a aplicarse hasta el siguiente día hábil, éste lunes.

La nueva ley emula a las aprobadas en los últimos años en algunos países europeos: España, Finlandia y Holanda; y en ciudades estadounidenses como Nueva York. De la misma forma que en éstas, la ley aprobada en el Distrito Federal prohíbe el consumo de cigarrillos en cualquier espacio cerrado, incluidos los bares, cantinas, discotecas, escuelas y hospitales. Quedan exceptuadas de la norma las áreas al aire libre como las vías terrestres, montes, bosques, plazas, calles y jardines.

Hasta este punto, la ley no presenta nada nuevo en comparación con la que entró en vigor el 30 de enero de 2003. El gran problema surgió de la derogación de un apartado en el que se obligaba a restauranteros y hoteleros a delimitar un área destinada para fumadores, que representara el 30% del espacio del establecimiento. En la nueva norma, de manera implícita se cancela la posibilidad de que se acondicionen espacios para fumadores, por lo que éstos deberán salir del lugar si desean fumar o acudir a lugares como terrazas y azoteas en el mismo establecimiento.

El artículo 16 del reglamento determina las características de éstas áreas en las que sí se podrá fumar. “En los lugares (…) está permitido fumar, siempre y cuando: se mantenga al aire libre y no se conviertan en espacios cerrados, (…) no sean paso forzoso para las personas, (…) el humo de tabaco no penetre al interior de los espacios cerrados, (…) no sea un área destinada a menores de edad.”

El debate desatado a raíz de la aprobación y entrada en vigor de la ley ha tomado diversos derroteros. Lo cierto es que la nueva normatividad repercute directamente en dos sectores: la economía y la sociedad.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC), Francisco Mijares Noriega considera que los establecimientos que no posean terrazas o espacios al aire libre se mudarán a las banquetas, con lo que no pagarán impuestos. En el mismo sentido estima que los negocios establecidos (alrededor de 35 mil registrados en la CANIRAC) perderán clientela frente a los puestos callejeros en los que obviamente no aplica la ley antitabaco.

La Cámara ha demandado diferir la aplicación de la ley hasta enero de 2009, ya que considera que aún no se puede aplicar porque no se ha creado conciencia en el fumador para que evite hacerlo.

Por su parte, a favor de la ley se han pronunciado la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo del Distrito Federal (CANACO), y la Confederación Revolucionaria de Obreros Campesinos (CROC). Para la primera, la ley no traerá pérdidas al sector gastronómico, ya que siete de cada diez clientes son no fumadores. La CROC ha anunciado que no habrá despidos en el ramo gastronómico por la nueva norma.

En el Distrito Federal existen cerca de 165 mil establecimientos comerciales gastronómicos. Si bien es cierto que una parte de sus clientes son fumadores, el 70% de los habitantes de la Ciudad de México no lo son. El hecho de que se prohíba el consumo de tabaco en lugares cerrados puede convencer a los no fumadores que no acudían a bares y restaurantes para evitar las molestias del humo de cigarro a hacerlo. En este sentido, la ley se ha aprobado cumpliendo con un principio básico de toda democracia, en donde se acata lo que quiere la mayoría.

En otro sentido, el tabaquismo hace tiempo que se ha convertido en un problema de salud pública. En México 165 mil fumadores mueren anualmente por problemas relacionados con el consumo de tabaco, 6 mil de ellos en el DF. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destina 7 mil millones de pesos anuales a los enfermos de cáncer y enfisema pulmonar.

De igual manera, la nueva norma salvaguarda la salud de los empleados del ramo gastronómico, quienes se hallaban expuestos al humo de cigarro durante ocho horas diarias, en promedio. Desde una visión mercantilista, la merma en la salud de los trabajadores repercutía en las ganancias de restaurantes y bares.

El mayor reto que se presenta con el nuevo marco legal, es minimizar las divisiones sociales, que ya se han empezado a notar apenas a unos días de entrar en vigor la ley. Se han registrado casos de no fumadores que apagan cigarros, se ha impedido el paso a establecimientos cerrados a personas que estaban fumando en la calle, se han presentado riñas en bares por la negativa de los fumadores a apagar su cigarro.

Si bien la ley es un logro en cuanto a protección de la salud se refiere, es necesario recordar que los fumadores ejercen sus libertades plenas cuando deciden consumir tabaco, y en éste sentido se debe respetar su decisión. El respeto a los derechos y la salud de los no fumadores debe estar forzosamente acompañado de la tolerancia hacia el otro.