lunes, 22 de septiembre de 2008

BEATRIZ


Otra vez no llegó.

Beatriz lo había esperado en la misma iglesia de siempre,

a la hora acordada,

con el corazón acalambrado de nervios y los ojos dulces que se negaban a perder su fulgor.

Al final,

cuando la ansiedad se tornó en desilusión,

Beatriz salió de la iglesia con el corazón agonizante,

su vestido de novia raído por el tiempo y la manada de perros que la acompañaban en

su ritual diario de hacía más de medio siglo.


Juan Fernando Rodríguez Ángeles

martes, 9 de septiembre de 2008


EL TENIS TIENE A SU NUEVO REY


Es el más grande tenista español de todos los tiempos. Ha ganado dos de los cuatro Grand Slams: Roland Garros en cuatro ocasiones y Wimbledon una vez, sin contar su título en Copa Davis y sus doce Master Series, y tiene apenas 22 años


Rafael Nadal es una estrella, literalmente. En julio de este año, el Observatorio Astronómico de Mallorca bautizó al recién descubierto asteroide 128036 con el nombre del hijo predilecto de Palma de Mallorca. Así es la pasión española por Rafa, el joven que a los ocho años ganó su primer torneo de tenis y que ahora, con 31 títulos obtenidos después, ha hecho disfrutar a la Madre Patria de las mayores glorias del deporte blanco. Hace apenas un mes, el joven de 22 años, con su rostro infantil y físico sorprendente, se convirtió en el número uno del mundo en el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales, “estoy tan feliz de llegar al número uno”: declaró quien desde hacía 160 semanas fuera el segundo del orbe detrás del suizo Roger Federer.

Con Nadal todo ha ido muy rápido. Era apenas un chicuelo de cuatro años cuando agarró su primera raqueta, influenciado por sus padres María y Sebastían. Fue su tío Miguel Ángel Nadal, ex jugador del Barcelona, quien se hizo cargo de su entrenamiento desde entonces y con quien el español se siente más agradecido.

Después de triunfar por vez primera en una cancha de tenis, Rafa rompió todos los records de precocidad: a los 17 años fue considerado en la lista de los 100 mejores tenistas del mundo; tenía apenas 18 años cuando ganó con el equipo español la segunda Copa Davis para su país –que es algo así como la Copa del Mundo del tenis-; y cuando cumplió 19 se levantó con su primer título de Grand Slam en Roland Garros con lo que ascendió del lugar 50 en el ranking mundial al segundo puesto.

A partir de entonces, Rafa esperó a que llegara su momento. No fue una paciente espera, con la celeridad que lo caracteriza se dedicó a ganar cuantos torneos pudo hasta conseguir cinco títulos de Grand Slam: cuatro en Roland Garros y uno en Wimbledon. Durante casi tres años demostró que merecía ser el número uno, no por nada venció en 12 ocasiones a Federer en los 18 juegos que disputaron de los cuales se recuerda la “Batalla de las superficies” disputada en una cancha mixta, mitad pasto y mitad arcilla, superficies en las que Federer y Nadal son amos y señores respectivamente.

Así, a base de esfuerzo, Nadal se convirtió en el mejor no solo del mundo, sino también en el tenista español más grande de todos los tiempos superando incluso a otro mallorquín, su amigo Carlos Moyá por quien Rafa dice sentir gran admiración.


El secreto está en la mente

Su mirada lo decía todo. Rafael Nadal disputaba el último punto de un partido de cuatro sets contra el argentino Mariano Puerta. Después de perder el primer set (6-7), el de Mallorca vapuleó a su rival por 6-3 y 6-1 en los dos siguientes. En el cuarto, la ventaja era mínima, 6 puntos sobre 5. Se sentía ganador, se veía en sus ojos, se reflejaba en su mirada desde mucho antes de disputar ese último punto: cuando Nadal piso por primera vez la cancha ese día, él ya sabía que ganaría.

Esa estampa refleja la mayor fuerza de Rafa como jugador. Más allá de su poderosa zurda, su revés cruzado o su increíble agilidad, su éxito se basa en una mentalidad ganadora. Así lo dice Octavio Vázquez Ávila, entrenador del equipo de tenis de la UNAM, para quien Nadal “técnicamente hablando, no es el mejor del mundo”. “El tiene una mentalidad ganadora y muy ofensiva, tiene una constancia y un enfoque de querer hacer siempre muy bien las cosas, esa es su fortaleza”, apunta.

El dominio mental del mallorquín explica también la racha de victorias sobre Federer en los últimos años. Si bien la edad no es un factor determinante –el suizo tiene apenas cinco años más que él-, “la actitud mental sí lo es”, considera Octavio. De hecho, él cree que la gran desventaja de Rafa, su mal primer saque, al que coloca como el 150 del mundo, se suple por su actitud ganadora dentro de la cancha.


Mejor ¿imposible?

Aún esperaba el nombramiento oficial como el mejor tenista del orbe, cuando ya disputaba la final de la competencia de tenis en las Olimpiadas de Beijing 2008 en donde sumó la medalla de oro a su palmarés profesional. Con toda la actitud de un campeón, hambriento de más y más triunfos, no se duerme en sus laureles. Sabe que su carrera apenas empieza y que le falta un buen tramo por recorrer, baste mencionar que sólo ha ganado dos de los cuatro Grand Slams –Australia y el US Open se le han negado al ahora número uno-, y que le falta mucho para llenar los pantaloncillos de grandes como André Agassi o Pete Sampras.

Algunos, como Octavio Vázquez, consideran que esto último nunca lo logrará. “Simplemente le falta el virtuosismo. Eso no es algo que puede adquirir en una tienda o que le vaya a dar un entrenador, si no naces con él ni a los 15 ni a los 100 años serás virtuoso. Él es más bien un jugador batallador, no virtuoso”.

Con su juventud todavía puede sorprender a muchos si mejora algunos aspectos y explota otros. El entrenador de la UNAM menciona “sus saques básicos pero poderosos, su revés cruzado, su capacidad de recuperación del 100% de partido a partido y su físico bien trabajado. Él todavía puede mejorar su primer saque para que sea como del número dos o uno del mundo, porque le falta potencia”.

Mientras tanto, Rafa ya es un astro: gana un torneo tras otro con la misma facilidad con la que hace dinero –tan solo en 2008 se ha llevado a casa la friolera de 19 millones de dólares- y es admirado por chicos y grandes, tan grandes como Pau Gasol, el mejor jugador de básquetbol que España ha dado al mundo, quien dijo una vez a propósito de su compatriota “Rafa Nadal nos hace vibrar, es un gusto verle sobre la pista”, que así sea.


Juan Fernando Rodríguez Ángeles